No tengo el ánimo de invitar a la reflexión, porque no soy iglesia, ni invitar al voto porque no soy candidato, ni siquiera espero que estén de acuerdo conmigo. Ya conocen que mi blog es mi ejercicio público de mis diálogos internos, ya saben, el que no quiera pagar psicoanalista ábrase un blog.
El tema es que ya mencioné lo esencial de mi idea, "no espero que estén de acuerdo conmigo".
Vaya que me han caído pesados esos post burlones en facebook y twitter, tanto de la oposición como de los oficialistas, he leído verdaderas peleas familiares y he escuchado entrevistas que más bien he terminado admirando a quienes se han atrevido a asistir a medios contrarios a su opinión, los oficialistas atacados en los medios opositores y los opositores sin espacio en los medios oficialistas.
Yo tengo ya mi elección, bien fundamentada de acuerdo a mi pensamiento, sin embargo no la voy a decir, quiero cuidar la salud de mis amigos. Verán ustedes (o sea yo misma) porque hablo de la salud: Cometí -el que creo que fue un error- de conversar con algunas personas sobre mi decisión de voto, terminé tan preocupada que hasta me he sentido tentada a llamar a consultarles si se encuentran mejor.
Narro lo ocurrido: - ¿Ber qué vas a votar? - Yo : **
Y ahí empezó la tragedia, veo como un color que empieza siendo rosado va subiendo lentamente por el rostro, cuando llega al nivel de la sien empieza a oscurecer y la cara de la persona, con la que hasta hace un minuto mantenía una conversación amena, empieza a formar un coágulo gigante que me parece que va a estallar, yo empiezo a imaginarme una cabeza reventando frente a mí y me preocupa esta imaginación porque se que lo que saldrá de ahí ensuciará todo al rededor y me dará asco y vomitaré. Entonces regreso a la realidad y noto que la vos empieza a ponerse temblorosa y yo termino en una suerte de nervios que me quiere matar, no se si mi interlocutor (hasta hace un minuto, mi amigo) está nervioso, se volvió gangoso o acaba de iniciar la pubertad, salen unos gallos que parecen producto de una vos moderada que sueña con ser grito, empieza lo peor, las manos suben, las manos bajan y como si se tratará de cura dando la misa en latín, empieza una cantaleta de enunciados, de números, artículos, fechas y nombres, que suena a "entre la tres de noviembre y Benigno Malo, justo en la Convención del 45, frente a la Luis Cordero, aladito del colegio Borja " y yo continuo pensando "¿la verborrea es causal de muerte?" por que de verdad estoy preocupada por la salud de quien hasta hace un minuto era mi amigo y entro en un conflicto ético ¿si me está atacando, ya no es mi amigo? y ¿si ya no es mi amigo, es mi enemigo? y si mi enemigo se muere porque le estalla la cabeza frente a mí, porque no pudo controlar el rubor que sintió por mi respuesta, ¿llegará la policía y pensará que yo maté a quien hace un minuto era mi amigo y ahora es mi enemigo? Esto ha llegado a ser demasiado para mí, he descubierto muchas inutilidades mías, primero carezco de verborrea intempestiva, segundo no me gusta ver cabezas explotar, tercero no tengo dinero para pagar un abogado en caso de que me acusen de asesinato, cuarto solo puedo mantener conversaciones calmadas y serenas, quinto no me gustan las manos que simulan ser escopetas y sexto no espero que estén de acuerdo conmigo!
1 comentarios:
Muchos coinciden en que no hay que hablar de política y religión. Y cada día que pasa, coincido más con esa frase. Yo me refugio en que el voto es secreto. Pero si me resulta molesto que mucha gente se entrometa en las decisiones personales, que se alteren al conversar, porque no solo se alteran, sino que van más allá. Pero, por fin llega el día, y ojalá pasemos a otros temas, y sino, tendremos que acostumbrarnos a la discusión eterna, como si fuéramos perros y gatos, o del Barca o del Madrid.
Publicar un comentario