Quiero para el 2012 disfrutar de las conversaciones con aquellos a quienes aprecio a pesar de nuestras diferencias, viendo en ellos el valor de sus creencias y pensamientos, su convicción y su entereza.
Deseo con todo mi corazón apreciar cada instante que vivo, sin compararlo con épocas mejores o peores, llenar mi mente del instante, apreciar sus colores, sus olores, todos sus detalles, para que felizmente cualquier momento de mi vida pudiera ser el más importante del camino.
Quiero hacer preguntas, esperando realmente una respuesta, quiero de verdad saber cómo está el Señor que me abre la puerta cada día al llegar al trabajo, quiero saber como se siente mi colega, quiero conocer que piensa mi madre, quiero conocer que sueña mi padre.
Quiero escuchar, ver, buscar, poner a prueba mis pensamientos, con las armas abajo, dispuesta a cambiar si encuentro nuevas respuestas y aceptar los cambios con orgullo.
Quiero responder solo cuando sienta ganas de hacerlo, que nada me comprometa, que ninguna situación me haga sentir atada, que mis compromisos sean lazos naturales a los que soy leal por ilusión e incoe.
Quiero descartar libremente y sin cargos de conciencia a las personas que intoxican mi vida, estoy segura que tampoco estarán recibiendo nada bueno de mí, las relaciones por principio son recíprocas.
Quiero lograr cosas grandes, importantes, quiero hacer que muchas cosas sucedan, pero no quiero que la gente me aprecie por lo que logre, que a la gente le interese mi color favorito, la música que disfruto, el libro que estoy leyendo, qué es lo que estoy pensando, cómo me estoy sintiendo.
Quiero devolverle a mi Espíritu toda la libertad e inocencia que se merece, que sea mi Espíritu el que me guíe, no quiero escuchar voces confusas e incoherentes, quiero estar libre de dogmas, leyes y reglas, que si no me atormentan a mí, atormentan a alguien más; quiero que mi Espíritu se encuentre con otros Espíritus libres y que sea solo el amor y la paz lo que me conduzca.
"Si el Espíritu es un atributo divino, una existencia conforme al Espíritu será verdaderamente una vida divina" Aristóteles
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